Esta semana, las condiciones climáticas no favorecerán la recuperación de los niveles hídricos en las zonas de influencia de las principales hidroeléctricas del Ecuador, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi). Las previsiones indican que no habrá lluvias significativas, prolongando el déficit hídrico que afecta a la generación de energía en el país. La analista en pronósticos del Inamhi, Cristina Argoti, explicó que la semana será similar a la anterior, caracterizada por condiciones secas en la mayoría de las zonas hidroeléctricas.
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Argoti detalló que, aunque en la Sierra se podrían presentar algunas lluvias esporádicas, estas no contribuirán de manera significativa a mejorar los caudales de los ríos. "Las condiciones hasta el viernes son relativamente secas, con eventos muy puntuales. Recién el fin de semana habrá algo más de humedad", señaló. Sin embargo, esta humedad no sería suficiente para elevar los niveles de los embalses que alimentan las plantas hidroeléctricas.
Para los próximos 15 días, las previsiones indican que continuará la escasez de lluvias en las zonas cercanas a las principales hidroeléctricas. Aunque se esperan precipitaciones en el Oriente del país, estas no afectarán a las áreas cercanas a la cordillera, donde están ubicadas las plantas de generación hídrica. Argoti explicó que el Inamhi espera una posible mejora en el clima hacia el próximo mes, cuando la configuración del viento podría ayudar a que la humedad de la Amazonía llegue al Callejón Interandino.
La situación es particularmente crítica en el complejo hidroeléctrico del río Paute. Aunque el gobierno ha informado que todas sus turbinas están operativas, la central hidroeléctrica Mazar, una de sus principales fuentes de abastecimiento, lleva dos días sin operar. Durante este tiempo, el nivel del embalse de Mazar ha aumentado solo 50 centímetros, una recuperación insuficiente para mantener su funcionamiento. Los técnicos planean mantener la central apagada hasta que el embalse recupere sus niveles mínimos, que implican un aumento de al menos cinco metros.
Esta baja en los caudales afecta también la generación de las centrales Molino y Sopladora, que suelen producir electricidad en las horas de mayor demanda. Actualmente, estas plantas están operando solo al 10 % de su capacidad, generando alrededor de 150 megavatios de los 1 500 que pueden producir en conjunto. La falta de agua en el embalse limita su capacidad para aportar energía suficiente al sistema nacional.
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La situación es similar en la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, que apenas genera algo más de 400 megavatios, muy por debajo de su capacidad instalada de 1 500 megavatios. Según datos del domingo pasado, esta hidroeléctrica operaba con un caudal del río Coca de 85 metros cúbicos por segundo, cuando requiere más de 220 para funcionar en condiciones óptimas.